Es en la exploración de las acciones y en el análisis después de ellas cuando más o menos podemos una imagen de nosotros. Y aún con un intento honesto de concienca y objetividad, la consistencia es algo inatenible.
Ir y venir sin sentido, sin cuajar, sin concretar. Es la historia de los perseguidores. La característica es la falta de compromiso. La razón de la misma es mantener una libertad que es cuestionable. No digo que sea general, porque en términos concretos hay quienes obtienen y progresan. Pero esto va en otra dirección.
¿Qué tanto era el control? ¿Qué tanto era lo mismo? ¿Qué tanto nadie estaba viendo? ¿Qué tanto era promiscuidad? ¿Qué tanto era conformismo? ¿Qué tanto era conciencia? ¿Qué tanto afán por destruir? Dibujas líneas, los nodos ida y vuelta tas tas rayones frecuencia grosor. ¿Qué tanto era irresponsabilidad y decepción? Va viene va viene impide conciencia castigo a voluntad falso regreso falso empezar.
¿Y qué crees? EL tiempo no pasa, otra vez. Días y días de lo mismo y la mente sin avanzar. ¿No sería mejor hacer un dibujo? Las líneas yendo y viniendo conexiones semiconexiones ida y vuelta y nada concreto. Nada concreto. Nada terminado. Y en el camino van dejando seguidores que creen en lo que dicen, que creen que empiezan a pensar por sí, que los empiezan a ver con admiración y con desconfianza.
martes, 21 de abril de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)