domingo, 14 de septiembre de 2008

.ca

Se supone que estar aislado me enseñaría cosas de mí mismo. Que estando aquí solo, en una situación absolutamente nueva me obligaría a reaccionar, me haría rifarme y por ahí descubrirme.

Sin embargo, mis días no son tan diferentes que mis días en el DF. Hablo con tanta gente aquí como allá, paso tanto tiempo encerrado, físicamente, pero también “en mi mismo”. Me parece evidente que hay situaciones nuevas que me harán aprender de mí, y crecer tal vez. Pero sigo mirando con desprecio al mundo. Sigo pensándome por encima de todo, mexican o Canadian, y sigo jurando en nombre de principios que, aunque posiblemente validos, por su misma naturaleza me impiden confirmar donde estoy realmente en esas escalas que nos inventamos.
Me estoy cagando de miedo, y eso ya es bueno. Pero donde sea somos quienes somos, y la raíz de todo mal sigue estando en nosotros mismos, en nuestra inteligencia capas de racionalizarlo todo, nuestra elevada autoconfianza que nos dice que podemos con todo y nuestra pobre autoimagen que nos dice que nada de lo que hacemos es suficiente.

El cielo despejado .ca solo hace más evidente eso que ya se.